viernes, julio 21, 2006

Avispas

Sobrevolar el objetivo es cosa fácil para la avispa, buscando la humedad del sudor. Se posa peligrosa sobre el cuerpo deseado, inerte, nocturno y durmiente.

Restriega sus patas una contra otra y tras fijar su vista en el lugar exacto, alza su parte trasera y clava profundo, muy profundo el aguijón.

Sobresalto de la víctíma que ve como el veneno se introduce en su interior de una manera dolorosa. Surca el cuerpo desde la herida hasta llegar al corazón; veneno inoculado por venganza y a traición. Ahora tocan unas lágrimas y pomada y restregón.

No hay nada que dure eternamente y menos, una picadura de avispa.

Comments:
Pues a mi las picaduras de avispa me duran un congo, pero un congo.
Me picó una en la espalda y me salió una jiba que ni el de notredemengeneral.
Y una fiebre...y unos dolores...
Joe! con las avispas.

Beso.
M.
 
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