lunes, julio 17, 2006
Cadenas

Escribir sin título y recibir por los oídos la música que escuchaste de fondo en aquella película romántica; agua, aceite, calor helado, músculo hambriento de sueño.
Mar, este año no te he visto aún, te extraño como te extrañan los bajos de mi pantalón vaquero, deudor de mil sentadas a la luz de los mosquitos complacientes: quién fuera mosquito para vivir pegado al calor de la sangre, morir pleno, lleno de lo que más amas y volar.
Volar, acto que sería mi último acto si supiera la fecha exacta del fin. Como lo lees amiga lectora, curioso lector; si conociera el momento exacto del fin del mundo, subiría alto muy alto cercano al mar que me vio barrer castillos de arena y desde arriba coger carrerilla, saltar y respirar hondo muy hondo, tanto que la vista se haga borrosa en el momento justo en el que moriré volando.
Y dejemos la muerte a un lad, no sea que se de cuenta y nos mire. ¿Estará presente en la red? En mi opinión, sí, como lo están la vida y las risas, como el agua, el aceite, el calor helado, músculo hambriento de sueño.