sábado, agosto 05, 2006

Aunque no quieras, las cosas pasan

Uno de mis mayores defectos es que me preocupo por todo y todos. Todo tiene que estar bien en mi vida y todos han de ser felices para así, conseguir yo la felicidad.

Este punto de vista egoísta me trae un día si y otro también, más de un berrinche que podría evitar si me abstrajese y olvidase del tema en cuestión.

Hoy he aprendido una cosa; es raro decirlo y seguro que no tan bien habré aprendido la lección, pero, creo que las cosas van a pasar aunque no pueda evitarlo.

No soy supermán, no puedo cuidar de todos olvidándome de mi propia vida, la cual dejo de lado de vez en cuando; y no puedo por varias razones, una de ellas porque la gente se acostumbra. Si, la gente se acostumbra a tus cuidados, tus atenciones y cuando faltan un solo segundo, eres malo, cruel y despiadado por no prestar atención cuando debiste.

La otra razón es que me voy a matar a mi mismo, el corazón ha empezado a latir de forma extraña, el ritmo se tambalea y me advierte: déjalo, que lo solucionen ellos. Y como es delito hasta el suicidio ( y una idea bastante cobarde dicho sea de paso), he decidido cuidarme.

Esta noche pasaré del mundo. Esta noche apagaré el móvil, desenchufaré el teléfono y ni siquiera preguntaré por el estado de salud del saliente Castro. Que (con perdón) se joda el mundo por unas horas. Ahora, ovillo de lana humana me meteré en la cama a decidir que hacer mañana, si continúo pasando o me doy al mundo, ejercicio egoísta de carácter olvidado.

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