sábado, agosto 26, 2006
Detective Huertas contra el imperio del crimen

Una llamada telefónica fue el detonante que esperaban. Tras un tiempo sobre la pista del paradero de Pinelli, por fin se recogieron los frutos. Johnny "el orejas", un soplón del tres al cuarto había oído en el bar de Lester que la entrega sería esta noche. No hay muchas entregas nocturnas en esta ciudad y menos provinientes de Italia; no había duda, es cosa de Pinelli.
La detective Huertas sonrió con cautela en su sillón de cuero trillado por los años al escuchar la noticia. Habría de prepararse todo con dedicación y cautela... o bien hacerlo al estilo Elune.
Reunió a su equipo en el despacho y les ordenó a cada uno lo que debían de hacer para esta operación, lo que no les dijo es que la entrega sería una hora antes y que ella se acercaría, como si nada, a ver que ocurría como siempre, sola.
Se retiraron y ella se marchó a casa, dejó la moto en la puerta y subió los escalones hacia el primer piso. La escalera estaba muy oscura, no era normal aquella oscuridad. Sacó su revólver con cuidado, tarde para reaccionar al golpe en la cabeza y a traición que le asestaron por detrás. Alguien la estaba esperando y no precisamente para matarla, de lo contrario, ya estaría muerta.
(continuará)