sábado, agosto 12, 2006

No me gustan las aquaridas, prefiero las perseidas


La sinrazón del hacerme mayor, el escuchar voces que deberían tocar a muerto y siguen empeñadas en sonar samba. Encantador de serpientes sorprendido en la cama de un faquir cornudo. Y en la noche más tranquila miras al cielo contaminado, ausente la osa y su menor y recoges del lechoso azul lágrimas que lloran a los que no miran. Pide un deseo es la frase mas reconocida en estas noches de verano cansado de divertir. Y cuando piensas en lo que fue y lo que será, te das cuenta, tarde, siempre tarde, de que lo que vives es lo mejor, que algún día será algo que recordarás antes de celebrar ese momento. Pan y circo, sudor y perseidas. Falta una hora para que amanezca en Girona, hora y veinte para que aqui dejemos de soñar con las lágrimas mas ilusionantes del momento. Y descubro que dentro de alguien cercano, un nuevo ser amanece. Que las lágrimas no son solo del cielo, que en mi rostro también se piden deseos, buenos deseos para aquellos que alguna vez lloraron buenos momentos para mi.

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