SinGuerliN BluEs

Siendo niña me contaron una historia de un buen hombre que vivía en una humilde casa con su esposa y su hija. El hombre hacía zapatos para toda la gente del pueblo y su mujer limpiaba las casas de sus vecinos para ganar unas pesetas. Su hijita del alma, Azul, iba a la escuela del pueblo más cercano a unos 8 km. Aunque tenía que caminar tres horas cada día, Azul disfrutaba de sus paseos porque iba con los zapatos más cómodos y rápidos del mundo...
Un día, llegó al pueblo el rey Filipo y se dedicó a observar cómo vivía toda su gente. Se dio cuenta que la pobreza inundaba a los habitantes del pueblo y sintió tanta pena que les regaló una tercera parte de su riqueza. De esta manera, todos los humildes trabajadores tuvieron que dejar sus tareas y dedicarse a administrar e invertir todo el dinero que habían recibido.
El zapatero del pueblo dejó de hacer zapatos, el panadero dejó de hacer pan, las mujeres dejaron de hacer cestas para dedicarse exclusivamente a la administración del dinero. Pasaron dias, semanas, y la gente del pueblo se rompía la cabeza para hacer buenas inversiones con su dinero pero no llegaban nunca a buen puerto. DE manera que mientras se pasaban días discutiendo dejaron de hacer zapatos, pan , cestas...y el pueblo empezó a empobrecerse más y más. Llegaron a tal situación que ni la gente del pueblo tenía zapatos y, Azul, tenía que ir a la escuela totalmente descalza. Lo que antes le resultaba divertido, saludable, ahora le resultaba un verdadero infierno.
El hachazo que recibió en sus pies la hizo ser una niña infeliz y la gente del pueblo también empezó a sentirse así.

¿Qué necesidad tenían ellos de cambiar sus vidas?¿Quien era don Filipo para desestabilizar su economía?¿Por que recibieron tales hachazos esa pobre gente?

El camino de cada uno se hace al andar y nunca se debe permitir que venga alguien y te de un hachazo sin más, aún con las mejores intenciones...